El bonsái Fukinagashi o el estilo barrido por el viento representa a los árboles que han crecido azotados por el viento.
El bonsái se orienta al completo, tanto su tronco como sus ramas, hacia una misma dirección, dando la sensación del que el viento aún lo mueve.
Su belleza reside en el efecto visual de sobrevivir a las condiciones más adversas de la naturaleza
Es un estilo realmente difícil de alcanzar y no es muy popular entre los aficionados al arte del bonsái y requiere de la imaginación del diseñador.
No se alcanza únicamente doblando sus ramas, es necesario que consiga simular la acción del viento hostil durante su desarrollo.
Requiere de podas muy recurrentes, ya que para mostrar la acción del viento es necesario captar la agresividad del mismo sobre las ramas y sobre su follaje.
Sus ramas deben mostrarse finas y alargadas. Su follaje suele presentarse parcialmente devastado y con poca densidad.
El bonsái nunca debe plantarse en el centro de la maceta, siempre en el lado contrario hacia dónde el viento va a empujar sus ramas. Un atractivo visual que suelen presentar estos diseños, es figurar la forma de una colina y sembrarla en su cima.
Se utilizan macetas con poca profundidad y alargadas para aportarle estabilidad y presencia.
El bonsái fukinagashi presenta 3 subcategorías, dependiendo de la intensidad del viento que queramos simular.
- Vientos suaves: Las ramas presentan poco movimiento y el tronco una inclinación muy sutil (posiblemente el más difícil de conseguir de los tres, es necesario tener claro la dirección de las ramas)
- Viento constante: Las ramas son retorcidas y su ápice se presenta muy marcado.
- Viento fuerte: Las ramas se inclinan de forma violenta y el tronco presenta una inclinación leve
Debido a su complejidad, el estilo barrido por el viento tiene una gran presencia que no deja indiferente a nadie.