El bonsái Ficus Retusa es de origen tropical de hojas verdes y brillantes, con un tronco robusto y elegante, de raíces aéreas y como todos los ficus es muy resistente.
Probablemente, el ficus retusa es el bonsái que mejor se adapta a los cambios.
Bonsái Ficus Carica (Higuera)
Bonsái Ficus Microcarpa
Bonsái Ficus Religiosa
Bonsái Ficus Benjamina
Bonsái Ficus Ginseng
Bonsái Ficus
Cuidados Bonsai Ficus Retusa
- Iluminación: bien es cierto, que este tipo de bonsáis es conocido como bonsái de interior, aunque en realidad, como todas las plantas, es de exterior. Necesita un elevado número de horas de luz. Si la tenemos en interior (en especial en invierno) lo óptimo es situarla al lado de la ventana. En primavera debemos situarla en el patio. En épocas de calor, debemos evitar muchas horas directas de luz solar, esto puede quemarle las hojas. Ya verás que contenta se pone bajo el sol (eso sí, el cambio de interior a exterior debe hacerse de forma gradual).
- Humedad: como todos los bonsáis de la familia de los ficus, necesita un ambiente húmedo. Si queremos que desarrolle sus raíces aéreas, le mantendremos una humedad cerca al 100%. Le pulverizaremos agua cada dos horas cuando haga temperaturas elevadas o tengamos puesto el aire acondicionado o la calefacción que resecan el ambiente, cuando esto no es posible, podemos cuidarla en un invernadero para bonsáis.
- Riego: debe regarse cuando el sustrato esté casi seco, si al tocarlo la tierra está húmeda, entonces no. Los bonsáis ficus retusa son muy resistentes y resisten muy bien la escasez de agua, eso no quiere decir que descuidemos los riegos. No son bonsáis muy exigentes en cuando a la calidad del agua, pero si quieres una hojas bonitas y brillantes es recomendable pulverizar un poco de agua con cada riego.
- Abono: debido a la velocidad de crecimiento de los bonsáis ficus retusa (crecen muy rápidos) tenemos que tener una periodicidad de abonado frecuente. En las estaciones de primavera, otoño y verano, abonaremos el bonsái cada 2 semanas y en invierno 1 vez al mes.
- Maceta: los ficus retusa se cuidan mejor en cerámica
- Trasplante: una vez cada dos años
¿Cómo cuidar un bonsái ficus retusa?
- Alambrado: son bonsáis con una alta flexibilidad, lo cual vamos a agradecer a la hora de darle forma. Las ramas más gruesas, es mejor doblarlas en invierno; son rígidas y podemos romperlas debido a la sequedad del verano. El alambrado es aconsejable hacerlo después de la poda y le cambiamos los alambres cada 6-8 semanas.
- Poda: la mejor poda para estos bonsáis es a mediados/finales de primavera. Una semana antes de la poda, le haremos un abonado generoso. El bonsái lo agradecerá. Si vemos que las ramas y el tronco no está creciendo con la suficiente fuerza, podemos defoliar nuestro arbolito. Estos bonsáis desprenden látex de sus heridas para sanar sus cortes, en caso de que la herida sea muy grande, podemos ayudarle con pasta selladora.
- Defoliado: El defoliado no debe practicársele más de una vez cada tres años. Con el defoliado lo que conseguimos es que la ramificación sea más abundante y con hojas más pequeñas, fortalece la raíz y conseguimos una brotación con hojas más abundantes. Si vamos a defoliar nuestro ficus, debemos hacerlo en verano, cuando la brotación de la primavera haya madurado.
- Plagas: las plagas que atacan a los ficus retusa son las mismas que atacan a los ficus ginseng. No son muy frecuentes, pero para prevenir la aparición de plagas y hongos, podemos aplicarle un poco de aceite de Neem diluido en agua cada dos semanas.
A pesar de ser un bonsái muy resistente, podemos encontrarnos con que a mi bonsái se le están cayendo las hojas. No te preocupes, lo más seguro es que se deba al estrés del bonsái, ya sea por un cambio de temperatura brusco o un cambio de condiciones ambientales.
Vamos a cuidar todos los aspectos anteriores localizando donde está el problema. En caso de ser por falta de humedad y sequedad, lo recomendable es situar a nuestro ficus retusa en un invernadero hasta que vuelvan a darse las condiciones deseables.